Las habilidades motoras estaban en su lugar antes de que tuviéramos habilidades de lenguaje para desarrollar, profundamente arraigado en nuestra estructura cerebral. La comunicación pre-lingual implica gesticular físicamente la información. Un simple comando en una expresión facial o un gesto del brazo. Complejas estructuras de información en una elaborada secuencia de gestos, como las abejas bailando en una fuente de miel. Caminamos para recoger nuestros pensamientos, correr para controlar las emociones, bailar para celebrarlas. Somos criaturas físicas.

Dominar el uso y control de nuestros cuerpos: flexionando los músculos, detectando el gusto, el olor y la temperatura, sintiendo una brisa o apretando un patito de goma o cualquier objeto. A medida que nos arrastramos hasta los límites inexplorados, construimos autoestima y ampliamos nuestros horizontes. Experimentando los efectos físicos y visuales del movimiento sentamos las bases para las relaciones espaciales y la orientación. O también chocar contra un jarrón introduce el concepto de causa y efecto. Este proceso es la única manera en que nuestro cerebro puede recopilar datos para explorar el mundo. La fuerza física creativa del cuerpo nosotros desatamos habilidades motrices finas y gruesas de ello se subraya la importancia del desarrollo físico.

El desarrollo cognitivo se refiere a la aparición de la capacidad de pensar, entender y razonar. Construimos un modelo de nuestro mundo basado en la experiencias vividas y/o ambiental, ajustándolo y refinándolo a medida que maduramos. Nuestras habilidades cognitivas nos permiten participar en la sociedad. Imaginar y crear, transformar conceptos virtuales en las bellas y horribles invenciones encontradas en la historia de la humanidad.

Impulsado por el aporte emocional y ambiental, nuestro cerebro ejecuta una tarea, y añade a una experimentada retroalimentación a los procesos que impulsan su desarrollo. El sentido del logro experimentado con el elogio exuberante después de nuestro primer paso, aumenta nuestra autoestima, lo que a su vez estimula el desarrollo cognitivo.

Las teorías que explican este proceso se expanden sobre la base establecida por Jean Piaget a mediados del siglo XX. Aunque el mecanismo de conducción está sujeto a debate, ahora se acepta generalmente que entramos en el mundo con una sensibilidad a patrones específicos de información.

Parecemos inclinados a entender fácilmente los números, el espacio, la percepción visual, el lenguaje, pero el proceso de aprendizaje, es el que estimula nuestra capacidad de aprender. Un impresionante ciclo de retroalimentación positiva.

Lo más aventurero es: crear, inventar, una teoría del nuevo pensamiento sugiere que la capacidad de aprender. El comportamiento adquirido se transmite en un proceso evolutivo.
Somos porque aprendemos.

En cuanto salimos del vientre de nuestra madre, comenzamos a construir nuestro sistema de valores morales a partir de nuestra comprensión de experiencias y sentimientos. Nuestra primera cercanía a ello son esbozado por juicios no verbales del bien o del mal, impulsados por sensaciones como el hambre y la seguridad.

La crianza de los padres y el desarrollo personal, perfecciona y amplia  nuestro sistema de valores, preparándose para el torbellino de transacciones emocionales y racionales que enfrentamos. Por ejemplo en nuestro primer día en la escuela.

Lo que experimentamos y como lo afrontamos, depende en gran medida de las habilidades sociales y la agilidad mental.  Un cerebro curioso, impulsado por la alegría de aprender y entender, capaz de interpretar conceptos abstractos, es el mejor equipo para formar un sistema de valores morales equilibrado y justo.

Somos  y/o tenemos el complejo de conexiones cerebrales construidas por las emociones que atravesamos a medida que vivimos nuestras vidas. Satisfacción gratificante o  la vergüenza, alegría, felicidad o una cólera, frustración, el orgullo, o la decepción, experimentamos un aluvión de sensaciones para saber de como controlar. 

Nuestro cerebro cognitivo procesa la información experimentada, desarrollando y ajustando habilidades que benefician el desarrollo psicoemocional. La decepción de una humillante derrota, puede llevar a un estado comprensible de frustración y  enojo, limitando la posibilidad de que las ideas creativas cambien la situación. La capacidad cognitiva de poner la decepción, en perspectiva, abre el cerebro para innovar a un resultado diferente.

Para los padres, la primera palabra reconocible que su recién nacido expresa, es  como una magia.Un tentativo intento de comunicación. Adorablemente lindo pero, aún más importante, es el primer bloque de construcción de muchos que se construirán en la estructura virtual que necesitamos para describir e interpretar pensamientos abstractos.

Aprender un idioma no sólo introduce conceptos como estructura, reglas o formas gramaticales y lógica. Observar a un niño hablando a sí mismo, muestra cómo el lenguaje ayuda a organizar sus pensamientos. Nos permite compartir nuestras ideas con el mundo que nos rodea, esenciales para el desarrollo social, emocional y moral.
Pensamientos verbalizados pueden ser categorizados en un marco más amplio y son más fáciles de recordar y organizar, beneficiando significativamente el desarrollo cognitivo. Traducir esos pensamientos a una narración escrita es fundamental para el desarrollo de las habilidades motoras finas.

Nuestra sensibilidad espontánea por patrones de importante información combinados con un motor de aprendizaje a la espera de ser encendido, poder ser interpretado librement como: Curiosidad. Estimular la curiosidad es el primer pilar que apoya nuestras actividades. El segundo pilar se basa en la investigación de Ellen Winner sobre la influencia de la educación artística, o más bien su método, en el desarrollo del cerebro.

Observar, entender lo observado, analizar lo entendido.
Estirar los límites, imaginando cada ángulo de posibilidades.
Seguir intentando, además de decepcionarte, el fracaso es nueva información, que se utilizará para tener éxito en el próximo intento.
Visualizar y verbalizar tu idea.

Verbalizando, una onda cerebral no expresada, por si añade un marco de referencia.
Por lo que se hace más fácil vincular a otros pensamientos. El proceso de traducir una idea a palabras, también obliga a encontrar el lenguaje adecuado para ser entendido, esencial para compartir pensamientos y cooperar con los demás.

La importancia del lenguaje y el habla refleja en todas las áreas del desarrollo, está incrustado en el guión gráfico de todas nuestras actividades. Siempre se anima a los alumnos a jugar con el lenguaje, a describir ideas y objetivos, a los movimientos en una danza, a la composición de una imagen o a la estructura espacial de un objeto.

El arte del aprender y el arte de enseñar.